Soledad, Individuación y Subjetividad

A pesar de todo ello, jamás ha emitido la persona
humana un grito tan profundo como la experiencia de soledad que le recorre a él y a nuestras sociedades modernas.
Sociedad que se construye en el espacio de lo urbano como lugar privilegiado
del desarrollo. La raíz de la soledad posee dos vértices principales, que a mi
gusto delinea en forma muy efectiva el artículo de “La Modernidad y sus Desafíos”; estos son la autocomprensión e
individuación ya antes mencionadas, y la preeminencia de lo económico, en cuya
raíz se encuentran el desafío egoico de la satisfacción de “necesidades” que son la base del egoísmo
moderno. Ante estas dos formas de cambios que produce la modernidad en la
conciencia moderna, el ser humano se encuentra solo, pues aunque el desarrollo
de las utopías y formaciones de las ideologías modernas pareciera unirle, es
justamente esta falsa muestra de unidad la que produce en los sujetos una
despreocupación clara de las necesidad de integración efectiva de las personas
ya no como entes sociales o masas, sino en cuanto individuos con rostros,
preocupaciones y necesidades muy concretas.
Por otro lado, el desarrollo del mercado y su pseuda
economía de satisfacción, produce en los sujetos modernos, una desconexión real
de sus intereses, creando necesidad en un mercado altamente competitivo que se
basa en las satisfacción de los requerimientos de los consumidores y que se
alimenta de la creación de nuevos bienes de consumo, que hacen indispensable la
existencia moderna. Este hecho produce en los hombres y mujeres modernos, la
trastocación de los valores humanos ético-morales, en que la felicidad se
consigue mediante la adquisición de los diversos medios que ofrece el mercado.
Así mismo, la época moderna nos ha dejado dos
instituciones intangibles que prefiguran este hecho, estas son el Estado y el Mercado.
Ambas han sido dueñas del debate y transformaciones modernas, y aunque ambas
solo existen en las conciencias de los sujetos, han provocado un constante
aislamiento del individuo y sus temas, en cuanto persona. Ambos estamentos son
figura de la desvinculación moderna del sujeto frente a sí mismo. La
autoposesión del hombre, el rol de la historia como un devenir y un progreso; la marcada secularización de
occidente, se transforman a mi modo de ver en meros accidentes y pseudos
conformismos de lo que nuestra modernidad nos ha dejado en deuda. No por nada
los nuevos movimientos post-modernos buscan superar esta forma, creando nuevos
caminos para la autoafirmación del sujeto y la autopercepción de la
interioridad de la persona.
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