sábado, 8 de diciembre de 2012

Aula Socrática


El Aula Socrática

Durante los últimos años, he investigado con más paciencia algunas metodologías que permitan llegan a un aprendizaje efectivo de los alumnos. En este proceso muchos docentes refieren su experiencia con mucho éxito, relatando incluso hechos prodigiosos que solo al contarlos te conmueve en la más íntimo; y tal vez, porque no decirlo genera cierto grado de envidia, pues te gustaría tener los mismos resultados que te dicen.

Sin embargo, es en este punto donde se concentra el problema; la más de las veces no he logrado los resultados que mis colegas me relatan. Suelo pensar que este problema, no es de la técnica utilizada, sino más bien del docente, o sea mío. Creo y así lo descubro con el tiempo; que no tengo tanto carisma para que las cosas me resulten de buena forma; ciertamente un profesor carismático hace gran diferencia. Sin embargo, la mayoría de los profesores no contamos con ese carisma y por lo mismo, más que buscar ayudas apostólicas, debemos aspirar a metodologías más profesionales, que permitan mejorar el proceso enseñanza-aprendizaje.

Es así, como tope con la metodología del Aula Socrática y con poca esperanza la implementé en el penúltimo año de enseñanza formal (en mi país se llama tercero medio, o tercer año de secundaria). El tema daba para muchas formas metodológicas, estábamos viendo «el sentido de la vida». Para mi sorpresa, la metodología tenía poco de común con Sócrates porque era bastante estructurada, así que realicé algunas innovaciones a la misma estructura.

Permití que los alumnos a ellos mismos generar la estructura del debate, nombrar los moderadores y luego cruzar la coevaluación del proceso. El texto desde donde debían comenzar a discutir era «El Laberinto de la Soledad» de Octavio Paz.  Para sorpresa mía, el método generó resultados que califico de extraordinarios; pues vi participar activamente a los alumnos que siempre estaban reacios en la sala de clases; luego se generó un debate muy abierto no determinado que conectó a los jóvenes con sus experiencias personales y finalmente, cuando terminó la hora de clases, los mismos alumnos me pidieron quedarse un tiempo más para seguir conversando.  Creo que el éxito de la actividad, fue justamente que a la dinámica se le impuso pocas reglas y se dejó fluir la creatividad de los alumnos, ese fue el factor determinante.

Algunas referencias:

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