lunes, 29 de julio de 2013

¿Se puede ser humano en Clases?

Cuando por primera vez vi esta pregunta en el texto de C.Rogers , me pareció una pregunta absolutamente desgarradora, al mismo tiempo tan necesaria de formular ¿Es posible ser auténticamente humano dentro de la sala de clases?

Desarrollo Integral de la Persona
Si hacemos un rápido paneo a la mayoría de los proyectos educativos, veremos con bastante aproximación que la mayoría de ellos promueven el desarrollo integral de la persona en todos sus ámbitos; sin embargo, a este respecto a la mayoría de los que estamos trabajando en aula, nos inquieta profundamente en especial cuando desarrollamos nuestros trabajo docente, parece ser que efectivamente no tomamos todas las dimensiones de la persona, sino que nos centramos en el desarrollo racional, nos centramos en nuestras cabezas. En general los filósofos orientales cuando se refieren a nosotros tienen un dicho "Ustedes son cabezas caminantes".


Toda educación desde su ser mismo tiende a despertar, desplegar, motivar, favorecer todas las potencialidades de la persona. Pero qué es la persona humana, cuáles son las dimensiones que abarcan al ser humano.

Podemos encontrar muchas y muy variadas clasificaciones del ser humano, dependiendo de la teoría  psicológica a la cual nos inclinemos. En un centro de rehabilitación de drogadictos en cual trabajé, se hablaba de una persona en cuatro dimensiones y cuando se trataba a los pacientes, se procuraba sanarlos en estas cuatro dimensiones. Desde ahí me enamoré de este modelo, pues al mismo tiempo de ser muy simple, es fácil entenderlo como funciona en las prácticas individuales y sociales.

Las cuatro dimensiones que hablaban se trata de las dimensiones Biológica, Psicológica, Social y Espiritual. Este mismo modelo lo he implementado constantemente en mi ejercicio como docente, no en la práctica como quisiera, sino en la teoría. Se los he explicado muchas veces a mis estudiantes, a fin de poder entender el fenómeno humano, a fin de entendernos mejor entre nosotros mismos; explorándolo, cuestionándolo y por sobre todo, que nos pueda hacer sentido como explicación del mundo. Los tres primeros siempre son fáciles de comprender, puesto que se nos ha enseñado largamente sobre ellos y los podemos relacionar con tareas prácticas de cada uno de nosotros. Pero la dimensión espiritual siempre me ha sido compleja, pues aparecen resistencias, dudas y suspicacias. Tristemente tendemos a relacionar lo espiritual con fenómenos religiosos que ciertamente están incluidos, pero no lo agotan necesariamente. Lo espiritual necesariamente tiene que ver con las manifestaciones humanas ligadas a la creatividad, el arte, la música, el baile y también con aquellas preguntas de sentido, sus búsquedas y sus respuestas; Nuestra forma de explicarnos lo que nos rodea, la cosmovisión y por sobre todo, todas aquellas explicaciones que nos permiten entender nuestras mismos fenómenos, nuestros sentimientos, sueños, anhelos y esperanzas; en lo espiritual tiene cabida lo racional e lo irracional de nosotros mismos, está contenido nuestras luces y sombras, nuestras preguntas. Naturalmente ustedes entenderán que por la vehemencia con que aquí explico lo espiritual, la considero clave en todo el proceso de desarrollo humano.

La Interrelación
Efectivamente lo espiritual es clave para entender al ser humano en su totalidad, pero no deja de ser relevante que las cuatro dimensiones componen integralmente al ser humano, este hecho parece fundamental a la hora de entendernos, puesto que estas cuatro dimensiones están siempre comunicándose entre sí. De hecho al presentarlas así, también es una falacia, puesto que en nosotros no hay nada esté únicamente en un solo aspecto, estamos siendo afectados siempre desde lo que somos totalmente, por lo que esta división solo atiende al modelo didáctico de comprensión. Para tratar de entender la forma en que se relacionan estos aspectos, tiendo a dibujarlos en círculos concéntricos desde lo Biológico hasta lo Espiritual, desde lo más simple a lo más complejo; pero este modelo ayuda a explicar la forma en que se afectan cada una de las dimensiones. Los fenómenos externos  tienden a afectar hacia afuera del círculo, una enfermedad, por ejemplo, afectará a la esfera biológica, pero naturalmente todas las otras dimensiones se verán también afectadas por este; una simple gripe puede llevarnos a tal grado de vulnerabilidad que podemos llegar a cuestionarnos la forma en que entiendo mi mundo. Por otra parte, los fenómenos internos afectan como las fuerzas centrípetas desde los más amplio hacia el centro, por ejemplo, cuando nos cuestionamos sobre el sentido de la vida, si llegamos a respuestas que nos tranquilicen, puede llevarnos incluso a sentirnos bien corporalmente.

¿Quiénes entran al aula?
En el mismo centro de rehabilitación que contaba al inicio de este artículo, tenían un lema a la entrada de la casa que decía la siguiente frase: «No existe ningún lugar en que pueda escapar de mi mismo»; ciertamente el lema apuntaba a la necesidad de asumirse con todos los aspectos claros y oscuros a fin de emprender la tarea de recuperación; sin embargo, este mismo lema que constantemente me lo repito como un mantra, podríamos parafrasearlo  "No existe ningún  lugar donde la persona no deje ser completa".
Mi experiencia en la docencia es que en el aula no hay espacio para que seamos personas completas. Toda nuestra actividad está centrada en los razonamientos lógicos y analógicos; dejando de lado todo una basta y rica experiencia humana que nutre de información vital nuestro aprendizaje. No hay espacios para los sueños, anhelos, visiones, críticas y relativizaciones del mundo que nos rodea. No solo dejamos fuera nuestra experiencia vital, sino que la relegamos y condenamos a un paso inferior en la escala de conocimiento, el cual la escuela en todo este tiempo se ha encargado con mayor sabiduría de extirpar de las noveles mentes que entran en su espacio.

Hace un tiempo atrás una profesora universitaria sentenció en clases «los profesores deben aprender a ser profesionales, deben dejar de lado la intuición y confiar en su profesionalismo». Pero, por qué dejar de lado aquello que nos pertenece; entre otras cosas la intuición es que nos ha dado continuamente posibilidades de subsistencia como especie ante los cataclismo que nos ha tocado enfrentar, por qué dejarla de lado. Tiendo más bien a pensar que deberíamos mirarnos con más respeto, pues nosotros no solo un artificio construido por la razón moderno-positivista; sino que somos fruto de un largo cause de evolución, no solo de nuestra especie, sino de todo el proceso de la vida en la tierra. Como dice el viejo refrán chino: «Somos mucho más de lo que sabemos y sabemos mucho más de lo que creemos»

Educar es Revolucionar
Educar no es reproducir
Educar no es reconstruir
Educar no es conducir
Educar por sobre todo es Aprender

Lo único que he aprendido en toda mi práctica docente, es que aún no sé educar, solo sé aprender.


Dejemos entrar a todo lo humano en nuestras aulas y es más, dejemos que todo lo humano rompa nuestras aulas estructuradas.

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